La Ruta del Tango
CONOCER ARGENTINA AL RITMO DEL DOS POR CUATRO
El tango, por excelencia, destaca a la Argentina en el mundo. Vivirlo en primera persona en la ciudad donde nació es una experiencia para poner los sentimientos a flor de piel.
Dicen que alrededor del Río de La Plata resuenan incansablemente bandoneones que van marcando el paso al ritmo del dos por cuatro. Y que nadie puede decir que visitó Argentina si no vio un espectáculo de tango, fue a una milonga o a un bar de esos que son guardianes de las historias entretejidas alrededor de esta música que es identidad.
Buenos Aires late al ritmo del tango. En los barrios de la ciudad se respira esta tradición arraigada al ser argentino que fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Es común dar un paseo a pie y encontrarse parejas bailando en una plaza o cruzar algún puesto de venta de diarios donde en una radio suene algún clásico.
La ruta del tango
Vivir el tango en primera persona es una experiencia extraordinaria y que cada turista puede organizar a su propio gusto ya que los espacios relacionados con esta cultura abundan en la Capital Mundial del Tango. Sin embargo, siempre hay imperdibles para tener en cuenta.
Tango vivo
El Teatro de la Ribera, considerado como la “Sala oficial y exclusiva del tango en la Ciudad”, es visita obligada. Ubicado en el barrio tanguero de La Boca, fue levantado sobre los terrenos donados por el pintor Benito Quinquela Martín. Cuenta con milongas, espectáculos en vivo y exposiciones tanto gratuitas como pagas.
En San Juan y Boedo, la Esquina Homero Manzi rinde homenaje al tango y, en especial, al poeta Homero Nicolás Manzione Prestera, a quien debe su nombre. En las mesas de esta tanguería escribió Sur, una de sus más emblemáticas creaciones. En este lugar, todos los fines de semana se pueden disfrutar shows que incluyen músicos en vivo, cantantes y bailarines en escena.
También en los cafés y bares notables de Buenos Aires se vive el tango. El paradigmático Café Tortoni, por ejemplo, supo ser refugio de importantes figuras del género como Carlos Gardel. Y, como si fuera poco, está situado en la planta baja del Palacio Carlos Gardel, el mismo edificio donde funcionan la Academia Nacional del Tango y el Museo Mundial del Tango, que recorre la historia de este género desde 1850.
Dónde bailar tango
El tango también es baile. Las siluetas estilizadas que dibujan los cuerpos de los bailarines, la sensualidad de los movimientos y la destreza para llevar el ritmo son características de esta danza que causa admiración y deleite. Por excelencia, el espacio para desplegar esta magia son las milongas ubicadas en diferentes barrios porteños.
Por ejemplo, los domingos por la tarde en La Glorieta de Belgrano, ubicada en las barrancas del barrio que lleva el mismo nombre, varias parejas bailan en simultáneo y giran en sentido contrario a las agujas del reloj. Afortunadamente para cualquier turista que quiera ir un poco más allá y dejar de ser solo espectador, en estos lugares bailan tanto novatos como expertos.
Nacido en los suburbios
El dos por cuatro nació en los arrabales de la ciudad de Buenos Aires, donde criollos, inmigrantes que llegaban desde Europa y esclavos afroamericanos fusionaron estilos musicales propios de sus tierras. Por todas estas influencias, es posible que escuchar un tango recuerde a otros géneros como la habanera hispano-cubana, la polka, la mazurca y el vals.
A lo largo de su historia, el tango fue cambiando y pueden identificarse diferentes etapas, como la llamada guardia vieja, guardia nueva, cuando deslumbraron figuras como Gardel, Enrique Santos Discépolo y Homero Manzi. En los años 40 llegó su época dorada con Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo o El Polaco Goyeneche. Y en la siguiente década, Ástor Piazzolla dejó grabado su nombre para siempre en este género.
Al haberse originado en los suburbios, el género fue inicialmente exclusivo de las clases bajas, que hacían su música en lupanares y bares de arrabal. Con el correr del tiempo, fue aceptado primero por las élites europeas y, luego por las bonaerenses. Actualmente, es un símbolo de la cultura argentina y es aclamado en el mundo entero.
El tango es un género que pone los sentimientos a flor de piel. La nostalgia, el viejo barrio, la pasión, el desamor, la sensualidad son los temas más frecuentes en sus letras que junto a las melodías cuentan historias. Al escuchar sus característicos compases, marcan el ritmo del corazón.