El Rocoto: 33 años de éxitos en una propuesta pionera

El Rocoto: 33 años de éxitos en una propuesta pionera

Blanca dice Gracias

Blanca Chávez tiene claro lo que significa no parar nunca, que sigan las propuestas, que sigan los negocios, que siga el dar a conocer y promover, y que siga el éxito. En estas páginas nos comparte no solo los buenos recuerdos de esos inicios en los que no era fácil pronosticar un presente tan prometedor, sino también los resultados, un presente con mucho potencial, una predilección por su cocina que trasciende generaciones. Allí donde lo nuevo e innovador desplazan a lo antiguo, allí donde las nuevas propuestas a la mesa se transforman, El Rocoto tiene un secreto por compartir: sigue tan vigente y activo como lo ha sido en todos estos 33 años.

Hablamos de 1985. En ese momento Blanca Chávez tiene la iniciativa de hacer para Lima una propuesta que no necesitaba mucha descripción: buena cocina arequipeña, pero se volvió una proposición transversal, que abarca muchas generaciones, de comensales que fueron niños y venían con sus padres, y ahora vienen con sus familias y siguen encontrando una presentación fresca, única, y totalmente vigente, como lo fue en su inicio. «A mí lo primero que me viene a la mente es darle gracias a la gastronomía, porque me ha dado todo lo que jamás pensé. Ahora tenemos algo que no pasa de moda, que sigue activo, y que se traslada de padres a hijos, y eso es maravilloso», dice Blanca. Hace 11 años, cuando parecía haber llegado al punto más alto de la predilección, Blanca hizo un planteamiento no solo a la mesa, sino para la perpetuidad. Un libro: Entre Hornos y Rocotos, una edición que es un referente, resumen de experiencias increíbles. Se volvió un infaltable para cualquiera que quiera conocer la cocina peruana: es conocer al detalle cómo funcionan las tradicionales picanterías, cómo se transmiten las recetas y cómo hay algo de la cocina arequipeña en muchas partes del país. No hay ningún libro parecido de ninguna cocina peruana. El primer libro de lujo de una cocina regional, que Blanca ayudó a que sea preferida y muy difundida. Nueve años después, lanzó un segundo libro, que fue considerado el mejor libro temático del mundo, en los World Cookbook Awards 2016 realizado en China. La particularidad de este libro es que se concentra en la investigación de un ingrediente, y concentra su esfuerzo en la profundidad de eso mismo que necesitaba la gastronomía: investigación. No por nada el evento se llama «Cooking with Words». El libro nos recuerda la gran riqueza no solo de procedimientos, sino de insumos, que inspiran nuestras cocinas. Y los libros son una expresión de eso que Blanca ha sabido fortalecer: actualidad. Es vigente y bueno, como lo fue en su principio, o dicho de otra forma: no pasa de moda. Mantiene su esencia. Es el contacto con una verdadera cocina regional como no hay muchas propuestas en Lima, y con la particularidad de que se adelantó al boom de la gastronomía, que dio los primeros pasos para explorar las cocinas auténticas y poderlas rescatar y difundir para un público que no solo sigue la propuesta y la disfruta, sino que establece una relación basada en la experiencia.

El mérito no es solo de seguir siendo buenos y vigentes, sino que creó un frente que no existía antes. Había picanterías en Lima, pero no lugares que pudieras visitar con la familia, con buen servicio, con la garantía de buenos insumos y siendo fieles siempre a las técnicas culinarias a las que se debe la buena cocina peruana. El Rocoto causó, de alguna forma, una transformación. “No somos los inventores del comer rico, pero sí hemos hecho espacios donde la gente la pasa bien, disfruta, recuerda y comparte, y lo más importante, transmite. He tenido la experiencia de ver crecer clientes, a otros lamentablemente verlos partir, e incluso algunos han expresado como su mejor antojo, venir al mismo lugar donde pasaron tantos momentos felices con sus familias. Finalmente es un negocio y una industria, pero hecho con cariño y dedicación, es compartir todos una misma casa, donde siempre se está bien. Son 33 años, vendrán muchos más porque ya somos de quienes desean siempre volver”, concluye Blanca.

Generaciones enteras disfrutan de El Rocoto desde siempre.